Recordemos que la morfología como estudio gramatical se encarga de la estructura de las palabras, sus variantes y la función que desempeña cada segmento de su conformación respecto a los demás elementos que las componen. En esa medida, en el presente capítulo abordaremos aspectos morfológicos fundamentales que nos permitirán reconocer la manera como el aspecto formal de las palabras desempeña un papel preponderante dentro de su función comunicativa, expresiva y significativa. (RAE, 2011a, p. 23).
Aspectos Morfológicos de la lengua
domingo, 15 de mayo de 2016
Aspectos morfológicos de la lengua
Recordemos que la morfología como estudio gramatical se encarga de la estructura de las palabras, sus variantes y la función que desempeña cada segmento de su conformación respecto a los demás elementos que las componen. En esa medida, en el presente capítulo abordaremos aspectos morfológicos fundamentales que nos permitirán reconocer la manera como el aspecto formal de las palabras desempeña un papel preponderante dentro de su función comunicativa, expresiva y significativa. (RAE, 2011a, p. 23).
El género
Es una propiedad gramatical asociada especialmente con el sustantivo, pero que llega a incidir en otro tipo de palabras como los adjetivos y los pronombres. Está determinado por lo que se denomina “morfema de género” y tiene como rasgo fundamental su concordancia con el artículo y con los modificadores de la palabra con que se relaciona. Es de aclarar que desde lo gramatical, los géneros tienen un sentido arbitrario que responde específicamente a circunstancias de la lengua y no necesariamente a situaciones de sexo, que es una propiedad exclusiva de seres vivos.
Respecto al sustantivo, en Español se consideran como masculinos: los terminados en –o (perr-o, amig-o, vient-o; los terminados en –or (amor, dolor, sabor); los terminados en –aje o en –an (viaje, capitán, oleaje); los nombre de ríos, océanos y mares (el Magdalena, el Adriático, el Támesis); los nombres de los colores (el naranja, el amarillo). Aunque la mayoría de sustantivos femeninos terminan en –a, algunos masculinos también presentan esta terminación, por ejemplo los que designan alguna función ejercida por personas de género masculino (el cura), también los griegos terminados en –na (el tema, el problema).
En tanto que se consideran como sustantivos femeninos, como dijimos, la gran mayoría de los terminados en –a, (mesa, casa, reja, cabra, silla); los terminados en –dad, -tad y –ed (libertad, verdad, pared); con algunas excepciones como corazón, son femeninos los terminados en –ción, -sión, -zón, -dez y -iz (canción, decisión, razón, perdiz, honradez); los nombres de enfermedades terminados en –tis, (conjuntivitis, artritis, colitis); la mayor parte de los sustantivos terminados en –e (torre, calle, clase); los nombres de las letras (la eñe – ñ).
De otro lado, se presentan casos de sustantivos con dos géneros, que siendo masculinos y femeninos son invariables. Se da especialmente en los siguientes casos: nombres terminados en –ista (el - la artista, socialista, deportista, guitarrista); nombres terminados en –nte (el - la cantante, amante, estudiante); gentilicios terminados en –í o –ú (el - la iraquí, hindú).
También se dan sustantivos de género ambiguo, es decir que aceptan los dos géneros sin que cambie su significado (el mar o la mar). Mientras que hay otros con los dos géneros pero cambiando de significando (el parte y la parte / el capital y la capital / el frente y la frente). O sustantivos con femenino irregular respecto al masculino (actor-actriz, poeta-poetisa, yerno-nuera, hombre-mujer)
El número
Es una categoría morfológica que indica en la palabra si se refiere a una o varias entidades. Según la RAE, constituye “una propiedad gramatical característica de los sustantivos, los pronombres, los adjetivos, los determinantes (en el sentido amplio), que abarcan los cuantificadores y los verbos. Se presenta en dos formas: SINGULAR (árbol, quien, grande, éste, come) y PLURAL (árboles, quienes, grandes, éstos, comen)” (2011a, p. 35).
El singular es el término no marcado, es decir que no presenta morfema adicional para modificarlo. Se presentan principalmente los siguientes casos respecto a la manifestación del número:
1. Cuando la palabra termina en vocal no acentuada, para formar el plural se le agrega –s (libro – libros).
2. Cuando la palabra termina en consonante o en vocal acentuada forma el plural agregando –es (ají-ajíes, ciudad-ciudades)
3. Los sustantivos terminados en las vocales tónicas –á, -é, -ó, forman el plural añadiendo –s (café-cafés, papá–papás)
4. Si los sustantivos terminan en –í, -ú, forman en plural agregando –es (tabú-tabúes, alhelí-alhelíes); aunque suele darse una tendencia no plenamente aprobada a que formen el plural agregando solamente –s (menús, bisturís).
5. Los sustantivos terminados en vocal inacentuada seguida de –s, se escriben igual en singular o en plural, siendo el artículo el indicador de su número (tórax, lunes, corpus, análisis).
6. Cuando los sustantivos terminan en vocal acentuado seguida de –s, forman el plural agregando –es (revés-reveses, país-países)
7. Se presentan casos de sustantivos que cambian de significado dependiendo de su flexión de número (resto-restos, celo-celos)
Algunos sustantivos solamente presentan forma plural (víveres, nupcias, exequias). Finalmente, tengamos en cuenta algunas indicaciones sobre el uso del número que presenta la nueva edición de la gramática de la RAE, (2011b, p. 36-43)
- En general, las palabras compuestas que funcionan como una sola palabra, forman el plural como si se tratara de palabras simples, solamente pluralizan el segundo componente, ejemplos: bocacalles (no bocascalles), fotocopias (no fotoscopias). Si los sustantivos se escriben separados pero expresan una sola unidad léxica, solamente se marca el plural en el primer elemento, ejemplo: años luz, hombres rana.
- En cuanto a los nombres propios, aunque en principio se considera que no tiene plural, llegan a formarlo cuando se asocian a los nombres comunes, siguiendo las reglas de estos últimos, ejemplo: Las celestinas, los donjuanes, los quijotes.
- Los nombres de los premios no tienen variación cuando expresan su denominación oficial (La ceremonia de los Óscar), pero si varían cuando designan un objeto material o a la persona que los recibe (los noveles de literatura).
- Se usan solo en plural los nombres propios de algunas cordilleras, archipiélagos, países y ciudades (los Andes, las Antillas, las Canarias, Estados Unidos, Aguascalientes, Iquitos).
- Las abreviaturas procedentes de palabras que han quedado reducidas a sus primeras letras forman el plural añadiendo –s como regla general (págs., vols.,)
- En los préstamos lingüísticos de otros idiomas al Español, suelen mantenerse el plural de la lengua a la que pertenecen (los best-sellers, las boutiques, los gourmets).
Elementos de relación: preposiciones y conjunciones
Las preposiciones y las conjunciones constituyen elementos de relación (o relacionantes) entre otros elementos lingüísticos o de la oración.
Las preposiciones. Son partículas que concretan o determinan el significado de la palabra que sigue respecto a la precedente. No tienen flexión de género ni de número.
Las preposiciones se estudian según su forma, función y significado, así:
- Respecto a la forma, se dividen en propias e impropias. Las primeras son las que tradicionalmente se han reconocido como propias del español: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, so, para, por, según, sin, sobre, tras. So y cabe se consideran anticuadas y no suelen usarse en el español actual, ni oral ni escrito; so únicamente permanece en las expresiones so pretexto y so pena de. Las preposiciones pueden establecer relación entre: un verbo y un sustantivo (Dile a María), un sustantivo con otro sustantivo (comida para animales) y un sustantivo con un adjetivo (estoy listo para el paseo). Igualmente, las preposiciones se pueden combinar con otras preposiciones dentro de un mismo enunciado, en casos como: Vamos por entre las tiendas; hasta para que comas hay que rogarte.
Las preposiciones a y de forman las contracciones (o artículos contractos) al y del cuando preceden al artículo el.
Las impropias, también conocidas como locuciones preposicionales, son expresiones que sin ser preposiciones llegan a tener la función de estas; ejemplos: vamos rumbo a casa; Estoy en compañía de mi familia; al comienzo de la entrevista estaba muy nerviosa.
- Respecto a la función, según Marín y España (2001, p. 144),las preposiciones indican subordinación, desempeñándose en función de: complemento de un nombre (Un nido de amor), complemento circunstancial en la oración (Lo estuvo mirando con expresión miedosa), objeto directo (He visitado a un amigo), objeto indirecto (Le regalaron una bicicleta a Sofía), construcciones de infinitivo (Avanzó hasta tocar pared), oración subordinada sustantiva (La idea de que regresaras me hacía feliz) y como suplemento (No me acuerdo de tu rostro).
- En cuanto a significación, las preposiciones aportan valores semánticos a la expresión. Así por ejemplo, la preposición a indica: modo o manera (Está hecho a medida), movimiento hacia un término (Vamos a Buenos Aires), o también introducir un infinitivo (Llegaron a organizar la gente); la preposición ante indica: lugar (Están parqueados ante el puente de El Común) o actuar como prefijo (antebrazo, antepenúltimo); la preposición con indica: acompañamiento (Está con sus padres), instrumento (Le pegó con un palo); la preposición en puede indicar, entre otros: tiempo o lugar (Allá estuvimos en marzo; compramos libros en Chapinero), modo o manera (No fue en broma, lo hizo en serio).
Las conjunciones. Al igual que las preposiciones son partículas invariables; sirven para juntar o unir palabras u oraciones con igual o diferente valor gramatical, lo que les asigna las siguientes características y funciones: coordinar palabras (Pedro y Juan; María e Isabel), coordinar sintagmas (El perro pequeño y el perro grande), coordinar proposiciones u oraciones (Se encontraron y discutieron durante un largo rato), subordinar una proposición a otra (Espero que me digas la verdad) y establecer relaciones de dependencia entre elementos que se vinculan (Si estás cansada, quédate en casa).
Las conjunciones, según lo plantean Marín y Ramírez (2001, p.148-152), pueden ser propias e impropias. Las propias, a la vez, se dividen así:
- Coordinantes. Son simplemente elementos conectores que se subdividen en: copulativas (y, e, ni, que), disyuntivas (o, u), adversativas (pero, sino, mas), consecutivas (luego, aunque). Veamos algunos ejemplos de su uso en las siguientes expresiones: Pienso, luego existo; Le hablé con cariño,
mas no me puso atención; Hablas ahora, o callas para siempre; El precio fue de siete u ocho millones; No vino Pedro, sino Juan; No vino a mi casa sino que decidió quedarse donde otro amigo.
- Subordinantes. Son las que integran una proposición en otra. Las más reconocidas son: Que, utilizada para subordinar una proposición a cumplir la función sustantiva o adverbial; puede ir precedida de preposiciones como sin, de, desde, para. Ejemplos: Está conmigo desde que era un niño; Mi consejo es que renuncies; No me gusta que mientas; Esperemos que sea la mejor decisión.
Por su parte, la conjunción si se usa en las expresiones condicionales y para transponer oraciones interrogativas indirectas; ejemplos: Si te vas, te olvido; Quiero saber si no me quieres como antes.
Mientras que la conjunción como se usa para transponer expresiones causales y condicionales; por ejemplo: Como nadie tenía prisa, decidimos quedarnos una hora más (causal); No me acompañará como no le ofrezca cama y comida condicional).
Las impropias, también denominadas locuciones conjuntivas, están formadas por un grupo de palabras de distinta categoría que hace las veces de conjunción; ejemplo: aun cuando, a menos que, ahora que, ya que, en vista de que, dado que, en caso de que.
La oración Gramatical
Ante la necesidad, como estudiantes y futuros profesionales, de encaminarnos en la elaboración de diferentes clases de escritos cuyos componentes van desde la palabra hasta el párrafo, es evidente que debemos reconocer y hacer uso del elemento sintáctico por excelencia: la oración. Respecto a la misma suelen darse diferentes enfoques y definiciones, según sea la tendencia lingüística que se asuma; sin embargo, como lo plantean Marthe de Carvajal et al,
los conceptos coinciden en los siguientes aspectos básicos: en que la oración es el conjunto de una o más palabras con sentido completo, que posee autonomía sintáctica y que para expresarla gráficamente, se utiliza una letra mayúscula al comenzar y se marca punto al finalizar. Es posible que una oración considerada aisladamente carezca de un valor significativo completo, pero estudiada dentro de un contexto adquiere un significado propio acorde con las demás oraciones que constituyen el párrafo.
En la construcción de la oración, los elementos morfológicos que la integran (sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, etc.) deben ser seleccionados cuidadosamente; de ahí que la propiedad y corrección en el uso de estos elementos, sea parte fundamental del éxito y calidad de su trabajo. (1994, p. 36)
Siendo la oración un componente tan complejo y a la vez tan rico en posibilidades expresivas, para empezar, en este primer nivel de reconocimiento de nuestra lengua materna, vamos a tener en cuenta algunos referentes generales sobre la misma, para luego, en el segundo nivel, profundizar un poco más en el tema. Veamos:
En palabras de la misma Real Academia Española, las oraciones son unidades mínimas de predicación, es decir, segmentos que ponen en relación un sujeto con un predicado (…) este puede ser verbal, como en Los pájaros volaban bajo o no serlo, como en ¡Muy interesante el partido de ayer! o en Una vez en casa toda la familia… (Oración absoluta) (2011b, p. 17).
En el mismo sentido, con el académico Manuel Seco (1999, p. 123-130) podemos hacer un recorrido panorámico acerca de la oración y sus características principales. Para este autor, la oración es “una unidad de comunicación mínima, es la forma más pequeña de mensaje “. Para su estudio se tienen en cuenta, desde los propios componentes de la gramática, varios puntos de vista, así:
En cuanto lo fonológico. Para la fonología (pronunciación), cada oración se encuentra delimitada por una pausa que la precede y una pausa que la sigue, lo que indica que cada una llevará su propia entonación, siendo esta una de las maneras para identificar la oración o diferenciar unas de otras.
En cuanto al contenido. Aunque las oraciones son distintas unas de otras, existen unos parámetros comunes para la organización de sus elementos: existe un tema, consistente en un ser sobre el cual se dice algo, y una tesis, que es ese algo que se dice sobre el tema. Es decir, tema y tesis conforman los elementos básicos del contenido de una oración.
En cuanto a la estructura. Estructuralmente la oración consta de dos elementos fundamentales: el sujeto y el predicado. Tanto el uno como el otro, a su vez, presentan una palabra clave o central sobre la cual giran las demás; esas palabras se conocen con el nombre de núcleos. En el sujeto el núcleo fundamentalmente lo constituye el sustantivo. Así, si el sujeto está conformado por una sola palabra, la misma será el sustantivo núcleo, y si lo conforman dos o más palabras habrá una que cumpla esa función. Por ejemplo, si decimos el aceite es un elemento fundamental en la cocina, el núcleo del sujeto será la palabra aceite; y si decimos el aceite de soya… la misma palabra continuará el núcleo del sujeto.
En cuanto al predicado, en Español siempre contiene un elemento básico que indica ese algo que se dice del sujeto; es el verbo, es decir el núcleo del predicado. Así por ejemplo, en la oración Los perros de Juan ladraron toda la noche, la acción de ladrar (ladraron), referida al sujeto perros de Juan, constituye el núcleo del predicado. Lo que indica al mismo tiempo que entre el núcleo del sujeto y del predicado existe una relación directa.
Concordancia. Se hace referencia a que todos los elementos que constituyen una oración, tanto los núcleos del sujeto y el predicado, como los demás términos que los acompañan deben adecuar su forma o tener una acomodación formal para que la expresión oracional sea armónica. Es decir, concordante y cohesionada. Este aspecto, en consecuencia, representa un ajuste entre la estructura externa (sujeto-predicado) y la estructura interna (tema-tesis), lo que equivale a que otro aspecto fundamental en la oración sea la manera como se relacionan el contenido y la estructura.
Debemos tener en cuenta que si bien existe como modelo de oración la conformación sujeto-predicado, no siempre el sujeto se expresa o se hace evidente a través de una palabra o de un grupo de palabras. Por ejemplo, en la oración tenemos sueño, el sujeto esta expresado dentro de la forma verbal por medio de la terminación –mos (que significa “nosotros”) llamada indicador de persona. Cuando se presentan casos como este se dice que en la oración su sujeto está implícito.
De otro lado, hay cierto tipo de oraciones en las que no se presentan la estructura normal sujeto-predicado, sin embargo, su sentido o significado es pleno o completo. Estas oraciones se conocen como unimebres y a pesar de su estructura formal también es posible señalar en ellas un tema y una tesis. Son ejemplos de oraciones unimembres expresiones como ¡ay!; está lloviendo, adelante. Cuando la oración unimembre tiene verbo como en la expresión está lloviendo, se llama oración impersonal. Las demás oraciones, distintas a las unimembres, se llaman bimembres, es decir, presentan sujeto y predicado.
Otra caracterización respecto a la oración es la que presenta diferentes modalidades de la misma, de acuerdo con la intención o con la manera como se expresan su forma y su contenido. Esas modalidades son las siguientes:
Oraciones enunciativas. Son las que enuncian un contenido afirmando o negando algo por ejemplo vivimos en un país lleno de riqueza.
Oraciones interrogativas. Son las oraciones que piden o exigen una respuesta verbal, en cuanto plantean un hecho que el hablante o emisor ignora y desea conocer. Ejemplo: ¿Cuánto cuesta ese reloj?
Oraciones de mandato. Son las que expresan el deseo del hablante o emisor de generar en los demás una acción o actitud. Es decir, con estas oraciones también se exige una respuesta pero no verbal sino activa. Estas oraciones también se conocen como exhortativas. Ejemplo: sirvan el almuerzo.
Oraciones de deseo. Son aquellas en las cuales también se expresa un deseo, pero sin intentar expresamente que alguien lo cumpla. Ejemplo: ¡Ojalá hoy fuera sábado! Estas oraciones, junto con las de mandato y las interrogativas, dentro de su expresión oral dependen en gran medida de la manera particular como se entonen. Las oraciones de deseo también se conocen como desiderativas.
Cohesión y coherencia textual
Como anotáramos en la lección anterior, frente a nuestro desempeño estudiantil y laboral experimentamos la necesidad de escribir textos de muy diversa naturaleza, frente a lo cual se requiere, además de dominios como el de la oración o el párrafo, la capacidad técnica para que el texto resultante tenga un contenido y unas condiciones de presentación que hablen bien de nuestro manejo de la lengua y respete al lector en cuanto receptor o destinatario. De acuerdo con Gariao (2011) las condiciones básicas para que nuestros escritos cumplan con ese requerimiento dentro del acto comunicativo son principalmente tres, así:
1. La adecuación. Corresponde al grado de respeto que manifiesta el autor por las normas sociales, lingüísticas y personales que hacen presencia en el escrito como acto comunicativo. En ese sentido, el escrito debe responder a exigencias como las siguientes: que haya adaptación del escrito frente al tema que trata, que tanto su extensión como su estructura sean los adecuados frente a la situación comunicativa, que utilice un registro idiomático acorde con el tipo de lector al que va dirigido, respeto de las normas propias de la cortesía, que se adapten a las condiciones del receptor o su nivel académico, que utilice el tono adecuado frente a la situación espacio-temporal en que va a cumplir su función comunicativa y, por último, que se acomode al objetivo o finalidad para el cual se ha concebido.
2. Cohesión. Puede definirse con la manera en que se integran los soportes lingüísticos y los recursos en los que se basa la intención comunicativa. Para que exista la cohesión textual se requieren los siguientes procedimientos:
- La recurrencia o manera como ciertos elementos del texto se repiten, como la repetición de palabras, de conceptos a través de sinónimos, de hiperónimos o palabras cuyo significado incluye al de otra u otras (por ejemplo: pájaro respecto a jilguero o a gorrión); igualmente el uso de antónimos, conectores y otros.
- La deixis o manera como ciertos elementos del contexto se evidencian en el escrito desde la perspectiva del autor, tales como el tiempo, el lugar, la posición social, las condiciones deletc. Las mismas se materializan mediante el uso adecuado de soportes lingüísticos como los adverbios, los nombres, los demostrativos, etc.
- La elipsis o supresión de palabras innecesarias.
- Orden y grado de novedad de la información, especialmente respecto al tema, tópico o motivo que trate el texto.
- Conectores discursivos y marcadores. Los primeros son los nexos usados para indicar la relación entre oraciones; también llamados conectivos, expresiones de transición o relaciones conjuntivas. Sirven especialmente para que las oraciones de un texto se relacionen entre sí de manera lógica; pueden ser locuciones adverbiales, adverbios, frases conjuntivas, conjunciones, frases preposicionales y otros. Mientras que los marcadores discursivos son las herramientas usadas para organizar el texto en forma global facilitando la identificación del contenido de cada una de sus partes.
- Los conectores, de acuerdo con Rincón Castellanos (2011b, p. 7), se pueden clasificar de la siguiente manera:
Relación - Conectivos
Adición
y, también, además, más, aún, adicional a lo anterior, por otra parte, otro aspecto, asimismo, por añadidura
Contraste
pero, sin embargo, por el contrario, no obstante, aunque, a pesar de, inversamente, en cambio
Causa- efecto
porque, por consiguiente, así pues, por tanto, por lo tanto, por esta razón, puesto que, ya que, en consecuencia, de ahí que, así, por este motivo, pues, por eso, de modo que, según
Temporales
después, luego, más tarde, antes, seguidamente, a continuación, entre tanto, posteriormente, ahora, ya, enseguida, inmediatamente, cuando, en el momento, tiempo después, finalmente
Comparación
así como, tal como, tanto como, del mismo modo, de la misma manera, asimismo, igualmente
Énfasis
sobre todo, ciertamente, lo que es más, lo que es peor, repetimos, en otras palabras, como si fuera poco, lo que es más importante, especialmente
Ilustración o ampliación
por ejemplo, en otras palabras, es decir, tal como, verbigracia, como es el caso de, de esta manera, así, así como
Orden
primero, segundo, siguiente, luego, después, a continuación, finalmente, antes, desde entonces, en primer lugar, por último, al final, al principio, inicialmente, enseguida
Cambio de perspectiva
por otra parte, de otra manera, en otro sentido, por el contrario, en contraste con
Condición
si, con tal que, supongamos, puesto que, siempre que, ya que
Resumen o conclusión
para terminar, resumiendo, por último, finalmente, en conclusión en suma, en síntesis, como conclusión, en resumen
Fuente: Rincón Castellanos (2011b, p.7), Unidad 12.
3. La coherencia. Se considera como aquella propiedad textual mediante la cual los enunciados de un texto se refieren al tema o motivo de que trata; es decir, cuando los componentes del texto respecto al tema, se presentan como un conjunto solidario y consecuente.
De acuerdo con Rincón Castellanos, la coherencia
Es la cualidad semántica de los textos que selecciona la información relevante e irrelevante, mantiene la unidad y organiza la estructura comunicativa de una manera específica (…) es una característica esencial de ese plan global, de esa organización secuencial y estructurada de los contenidos. Es la propiedad mediante la cual la interpretación semántica de cada enunciado depende de la interpretación de los que le anteceden y le siguen en la cadena textual, y también de la adecuación lógica entre el texto y sus circunstancias contextuales. Por eso, un texto es coherente si en él encontramos un desarrollo proposicional lógico, es decir, si sus proposiciones mantienen una estrecha relación lógicosemántica. (2011b, p. 10)
Se considera que la cohesión se ubica principalmente en relación a la forma o expresión del texto, su estructura y sus componentes sintácticos y léxico-semánticos, en tanto que la coherencia se ubica más respecto al contenido y significado global del texto.
COHERENCIA COHESIÓN
Plano del contenido Plano de la forma o expresión
Estructura profunda Estructura superficial
Componente semántico: macroestructura semántica Componente sintáctico y léxico semántico:
macroestructura formal
Proposiciones Frases
Fuente: Rincón Castellanos (2011b, p. 1), Unidad 12.
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